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Juntos pero no revueltos

LA EDUCACIÓN FÍSICA MIXTA EN CLAVE DE
GÉNERO
PABLO ARIEL SCHARAGRODSKY
Universidad Nacional de la Plata y Universidad Nacional de Quilmes – Argentina




Hubo un tiempo en que determinadas prácticas educativas estaban dirigidas a los seres humanos, dependiendo de ciertos rasgos anatómicos. Tener un pene, testículos o una vagina inhabilitaba automáticamente la práctica de ciertas asignaturas escolares. De este modo en la Argentina, una vez sancionada la Ley 1.420 en 1884y durante buena parte del siglo XX, las instituciones educativasprescribieron en sus
planes y programas el “conocimiento de labores de manos y nociones de economía doméstica” exclusivamente a las mujeres. En cambio los varones tuvieron el privilegio de recibir enseñanzas en relación a “nociones de agricultura y ganadería”. También el “trabajo manual” era una asignatura con tareas diferentes de acuerdo a cada sexo.
El destino de las mujeres y de los varones estaba marcado por su biología. La educación física participó activamente en dicho proceso (Scharagrodsky, 2000). Aquella Ley marcó el inicio institucional de su posición en el concierto restante de las asignaturas escolares. De esta manera, prescribió la separación entre dos modalidades de ejercitaciones y actividades, con diferentes cualidades y destinatarios.
Los ejercicios militares (marchas, contramarchas, movimientos uniformes de flanco, media vuelta, alineaciones, posiciones fundamentales etc.) tuvieron un solo destinatario: los varones, o mejor dicho, los futuros hombres. Las mujeres quedaron excluidas de tales actividades. Sus cualidades a desarrollar, ya las había anticipado un siglo antes el influyente pedagogo ginebrino. En este punto Rousseau no dejó dudas:
“La prioridad del entrenamiento corporal es común a ambos sexos, aunque se dirige a objetivos diferentes. En el caso de los chicos, su meta consiste en desarrollar la fuerza, en el caso de las chicas, en suscitar encantos” (Rousseau, 1997, p.285) .
Y sus dichos se cumplieron al pie de la letra a partir de dicha Ley. Las actividades prioritarias para las mujeres, en la educación física, fueron “pasos, actividades rítmicas,gimnasia femenina, danzas, ejercicios decentes y no violentos, ciertos juegos, etc.”;en fin, tareas dirigidas a la construcción de cierta feminidad vinculada especialmente con la maternidad, la reproducción y el ámbito de lo doméstico (Vázquez, 1990).
Por suerte para nosotros/as, ya no estamos en aquel tiempo, sino en uno muy distinto, más complejo y, quizás, más libre, por lo menos parcialmente1. El hecho de haber nacido macho o hembra no limita – por lo menos formalmente – a nivel educativo un tipo de asignatura, de actividad o de contenido a aprender.
Sin embargo, es sabido que cualquier clase escolar, sea o no de educaciónfísica, presenta reglas invisibles y mecanismos ocultos que muy sutilmente van contribuyendo a construir cierto orden corporal y no otro.
Pero dicho orden está marcado – consciente o inconscientemente – por el género2. Ciertos comportamientos corporales, gestos, actitudes, posiciones, desplazamientos, movimientos, usos corporales, aderezos etc. se van cristalizando y hacen del campo de la educación física escolar un espacio de configuración y reconfiguración de sujetos con un género de un tipo determinado.
El siguiente artículo pretende indagar en las relaciones y procesos que seestablecen entre los colectivos masculinos y femeninos, a partir de la práctica hegemónica que se despliega durante las prácticas corporales: el deporte.


Transcurrido más de un siglo, y si bien en la actualidad los Contenidos Básicos Comunes para la Enseñanza General Básica de Argentina ya no establecen, comoantaño, diferencias por sexos; la educación física escolar ha conservado ciertos rasgosque históricamente la constituyeron como campo del saber escolar obligatorio atransmitir a futuras generaciones. En este sentido la normativa es un fiel reflejo de ello.
Las actuales clases de educación física en la Educación General Básica – E.G.B. – se
prescriben, desde la normativa, de la siguiente manera:
La E.G.B. 1 (6 a 8 años) podrá ser atendida sin separación de sexos por un solo docente. En la E.G.B. 2 (9 a 11 años), se procurará la separación de sexos. En la
E.G.B. 3 (12 a 14 años), el dictado de las clases se realizará por sexos separados contemplando las excepciones de la circular técnica nro. 3/96 mientras dure la transición. (Argentina , 1997, la cursiva és mia) En dicha circular se plantea una separación natural por sexos a medida que
se avanza en edad. En la E.G.B. 3 (7º, 8º y 9º año) sólo se contemplan clases mixtas
como excepciones. Pero ¿cuáles son esas excepciones?
Las mismas están relacionadas con ciertas circunstancias particulares ligadas a cuestiones administrativas, como, por ejemplo, la existencia de un solo 9º año en un establecimiento escolar y la imposibilidad de articular con el 8º de la misma escuela, o la dificultad de un docente de dictar las clases separadas por sexos en ciertos horarios. Estas y otras circunstancias materializan la excepción de las clases mixtas en educación física en el tercer ciclo de E.G.B. Queda claro que la excepción es la opción menos estimulada institucionalmente y, por lo tanto, utilizada entre las modalidades didáctico-pedagógicas de la disciplina. Sin embargo, en la práctica existen clases mixtas en educación física en el tercer ciclo de la E.G.B.
Ello a simple vista supondría que dichas clases funcionarían como espacios que permitirían establecer relaciones recíprocas entre los colectivos, como en otras asignaturas mixtas. Sin embargo, lo registrado indica ciertas regularidades contrarias a ello.
Frente a este panorama son múltiples los interrogantes que se plantean en el campo de la disciplina en cuestión, como por ejemplo: ¿qué sucede con el tratamiento de los cuerpos masculinos y femeninos durante las clases de educación física? ¿qué reglas invisibles moldean con gran precisión los usos correctos del cuerpo masculino o femenino? ¿cómo ciertos saberes configuran un régimen verdadero de lo masculino y de lo femenino? ¿qué prácticas se instalan para legitimar tal situación? En síntesis, ¿cómo la práctica escolar denominada educación física contribuye a construirun cierto tipo de masculinidad y un cierto tipo de feminidad?

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